Por: Yajaira Castillo Acosta y Edson Marín Jara
Durante el último siglo, los plásticos se han convertido en uno de los materiales sintéticos más ubicuos del mundo debido a su versatilidad y durabilidad. Cada año se desechan al ambiente entre 19 y 23 millones de toneladas de plásticos (Borrelle et al., 2020) y se estima que el 40% de los plásticos a nivel mundial son diseñados para un solo uso, siendo un importante contribuyente a los residuos sólidos mundiales (Walker et al., 2021a).
Uno de los productos que más usamos son las bolsas de plástico, las cuales fueron introducidas a fines de la década de 1970 y con el tiempo, se han convertido en una amenaza a nuestro planeta pues tardan entre 500 y 1000 años en degradarse naturalmente. En ese sentido, su permanencia en los ecosistemas es prolongada y por tal, cohabita con otros organismos, generando asfixia al ingerir por error (Wang & Li, 2021). Otro problema es que las bolsas de plástico se descomponen en micropartículas (partículas de plástico de menos de 5mm de diámetro), los cuales también llegan directamente a la cadena alimenticia (Rocha-Santos et al., 2015).Sobre este último, actualmente se han identificado en áreas urbanas (Knobloch et al., 2021) y en regiones remotas alrededor del mundo (Brahney et al., 2020) debido al tránsito entre ambientes marinos, terrestres y atmosféricas (Brahney et al., 2021) lo que les permite alcanzar regiones lejos de las fuentes antropogénicas, como el ártico (Bergmann et al., 2019), regiones alpinas, áreas de conservación e incluso la profundidad de los sedimentos marinos (Van Cauwenberghe et al., 2013).
Un nuevo estudio recientemente publicado por Aves, A.R. et al. (2022) describen por primera vez en la historia el hallazgo de diminutos restos de plástico en la nieve fresca de casi una veintena de lugares remotos del continente helado, la Antártida. El hallazgo demuestra la amenaza que supone la presencia de los microplásticos en los ciclos de vida de las especies y organismos del continente; los investigadores encontraron 29 partículas de microplástico por litro de nieve, lo cual refleja que la contaminación por plástico ha llegado hasta los lugares más remotos del mundo.Otro de los grandes problemas del plástico de un solo uso es la contaminación marina que acaba con la vida de más de un millón de aves y más de 100 000 mamíferos al año (UN, 2021), cerca del 80% de la basura plástica marina se origina en fuentes terrestres (Jambeck et al., 2015), lo que indica la importancia de que las estrategias se enfoquen en las fugas terrestres, como una mejor gestión de desechos o la reducción del uso de plástico.
Actualmente no se cuenta con estadísticas precisas sobre la cantidad de bolsas plásticas de un solo uso generados anualmente en el Perú, pero según algunas estimaciones, se podría estar generando entre 500 millones y 3 mil millones de bolsas plásticas al año (Sara Purca, 2017); entonces, ¿qué deberíamos hacer para solucionar estos problemas?. Se requiere un cambio transformativo global, a la fecha múltiples soluciones han sido propuestas, por ejemplo, Chaudhry & Sachdeva (2021), menciona continuar apostando por los plásticos de base biológica y que sean biodegradables, sin embargo, estos deben ir de mano de estrategias y planes de acción nacional sobre desechos y que promuevan la economía circular; Leal Filho et al. (2019) examinan el papel de la responsabilidad extendida del productor (REP) centrándose en la incorporación de la recolección y el reciclaje de plásticos en modelos comerciales circulares sostenibles; así mismo, Steinhorst et al. (2021) destaca la participación del gobierno y las empresas en la creación de alternativas sostenibles y reutilizables, y medidas políticas para regular el mercado.
En el Perú, existe la ley N° 30884, que regula el plástico de un solo uso y los recipientes o envases descartables, aprobado el 19 de diciembre del 2018, y su reglamento Decreto Supremo N° 006-2019-MINAM, publicado el 23 de agosto del 2019 (Ley Nº 30884, 2018), pero lo cierto es que, sea cual sea las medidas adoptadas para hacer frente a la utilización del plástico de un solo uso, estas serán ineficientes si no hay cambio cultural en el chip de las personas donde cada ciudadano tome responsabilidad de sus actos. En suma, parte del compromiso es promover la investigación que permita detectar, muestrear, analizar y caracterizar los microplásticos en otros ecosistemas pues con ello se potencia el conocimiento actual sobre estos contaminantes como puede ser fuente, destino o transporte (Wong et al., 2020).
En ese sentido, la educación y la concientización juegan un papel preponderante en la lucha contra la contaminación plástica que, según datos de las Naciones Unidas (2021), en el 2050 habrá más plástico que peces en el agua, y en el 2040 existirá alrededor de 50 kg de plástico por metro cuadrado de costa en todo el mundo además de un riesgo financiero anual de $100 000 millones para las empresas si los gobiernos exigen que cubran los costos de la gestión de residuos en los volúmenes esperados.
La presencia de microplásticos en el entorno natural y humano ya registra altos niveles de toxicidad y gran migración en los ecosistemas y lugares menos pensados, es así cómo se constituye un contaminante emergente que el comprender y controlar es todo un reto, sin embargo, está en nuestras manos el cambio para limitar la contaminación en el medio ambiente ecológico y salud humana. Se necesita de mucha voluntad política, empresarial y social para llegar a acuerdos concretos, estrictos y efectivos a fin de hacer frente a un enemigo que tarde o temprano ganará mucha más fuerza, representando así un riesgo para la seguridad alimentaria, la salud pública y el hábitat de otras formas de vida.
Referencias
Aves, A. R., Revell, L. E., Gaw, S., Ruffell, H., Schuddeboom, A., Wotherspoon, N. E., LaRue, M., and McDonald, A. J. (2022). First evidence of microplastics in Antarctic snow, The Cryosphere, 16, 2127–2145. https://doi.org/10.5194/tc-16-2127-2022.
Brahney, J., Hallerud, M., Heim, E., Hahnenberger, M., and Sukumaran, S. (2020). Plastic rain in protected areas of the United States, Science, 368, 1257–1260. https://doi.org/10.1126/science.aaz5819.
Brahney, J., Mahowald, N., Prank, M., Cornwell, G., Klimont, Z., Matsui, H., and Prather, K. A. (2021). Constraining the atmospheric limb of the plastic cycle, P. Natl. Acad. Sci. USA, 118, e2020719118. https://doi.org/10.1073/pnas.2020719118.
Chaudhry, A. K., & Sachdeva, P. (2021). Microplastics’ origin, distribution, and rising hazard to aquatic organisms and human health: Socio-economic insinuations and management solutions. Regional Studies in Marine Science, 48, 102018. https://doi.org/10.1016/j.rsma.2021.102018
Jambeck, J.R., Geyer, R., Wilcox, C., Siegler, T.R., Perryman, M., Andrady, A., Narayan, R., Law, K.L. (2015). Plastic waste inputs from land into the ocean. Science 347 (6223), 768–771. https://doi.org/10.1126/science.1260352.
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Ley Nº 30884 (2018). Ley que regula el plástico de un solo uso y los recipientes o envases descartables. El Peruano. Miércoles 19 de diciembre. https://sinia.minam.gob.pe/normas/ley-que-regula-plastico-un-solo-uso-recipientes-envases-descartables
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Walker, T.R., McGuinty, E., Charlebois, S., Music, J. (2021a). Single-use plastic packaging in the Canadian food industry: consumer behavior and perceptions. Humanit. Soc. Sci. Commun. 8 (1), 80. https://doi.org/10.1057/s41599-021-00747-4.
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Wong, J. K. H., Lee, K. K., Tang, K. H. D., & Yap, P. S. (2020). Microplastics in the freshwater and terrestrial environments: Prevalence, fates, impacts and sustainable solutions. Science of The Total Environment, 719, 137512. https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2020.137512
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